"Una persona que lee en voz alta de algún modo reanuda aquel olvidado ritual de la literatura oral, aquella rueda al amor de la lumbre donde la primera figura del espectáculo era la voz del narrador. Alguien narra para otros, alguien construye con palabras bosques brumosos, osos o aves de paraíso, nieves copiosas o soles abrasadores…
Palabras que no son suyas, pero que amorosamente las ha adoptado. Palabras que tiemblan en el aire como libélulas.
Palabras de niño o de niña que lee para sus compañeros. Palabras de un adulto,
que como un sacerdote, conduce el ritual."
Palabras que no son suyas, pero que amorosamente las ha adoptado. Palabras que tiemblan en el aire como libélulas.
Palabras de niño o de niña que lee para sus compañeros. Palabras de un adulto,
que como un sacerdote, conduce el ritual."
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