Ya paso el primer momento, superados los nervios, reencuentros con los amigos y las amigas, la escuela se puso en marcha.
Algunas lágrimas en el piso de abajo de la escuela, los pequeñajos de dos años comenzaron a llegar poco a poco, y los chiquitajos de tres como valiente ni una lágrima.
Ahora todo está por hacer, una nueva aventura comienza ...
Jaime
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