jueves, 27 de junio de 2013

Un curso en verde ...



Mirar atrás, ahora que el curso se culmina, es contemplar un paisaje verde, verde intenso y reinvidicativo que ha impreganado nuestras escuelas e institutos. 

Después de muchos años de relativa concordia, la "marea verde" que dicen en los medios de comunicación ha impregnado paredes y conciencias, y es que vivimos un tiempo convulso en lo que a la educación se refiere, han regresado las tensiones, el clima político, la crisis económica, las dificultades de muchas familias, la presión al profesorado con la perdida de derechos, es en definitva, el cambio de modelo, el que se nos quiere imponer desde arriba, lo que genera un rechazo inequivoco, no solo en una gran parte del profesorado, sino que cuenta con la resistencia de muchos de nosotros, padres y madres, porque además de maestros y profesores muchos de nosotros, también sentimos la preocupación por el mañana de nuestros propios hijos.

Quien se puede abstraer de la precariedad de medios que comenzamos a sufrir, de la inestabilidad de las plantillas, de la reducción de oportunidades e igualdad, de la burocratización que poco a poco nos va esclerotizando en el día de la escuela.

Qué mezcla tan compleja de sentimientos, qué duro es tener que reinvidicar un proyecto educativo contra una marea, muy lejos del verde, que todo lo arrasa. De nada vale los años de formación, de esfuerzo personal y colectivo por alcanzar una idea, un sueño, todo parece desvanecerse. Borrón y cuenta nueva, todo lo anterior no sirve, perdemos la memoria y con ella la conciencia de lo que hemos sido, de lo que somos.

Los claustros se llenan de tensión, el Consejo escolar se convierte en un campo de batalla y el recelo campa por sus respetos entre nosotros, padres, familias, compañeros ¿tanta tensión no perdujica al aprendizaje de nuestro alumnado, de nuestros hijos? 

Como profesional me angustia la deriva que vamos tomando, es lógico que cada uno de nosotros nos encerremos en nuestro aula, en nuestra familia y sus intereses, es un salvese quien pueda. Como padre me preocupa especialmente esta perdida de rumbo, soy consciente de lo difícil que es lograr el equilibrio en este ve vaiven de contradiciones que el tiempo actual nos depara, todos tenemos razón pero entre todos la estamos perdiendo.

¿Tiene sentido nuestra labor en este escenario? Algunos días, uno se lo plantea. Las muchas horas invertidas, las ilusiones se deselichan, todo se llena de decepción e incomprensión, porque negarlo, se va haciendo mella en el ánimo después de tantos cursos. 

Seguro que el tiempo veraniego que será soleado como siempre, nos quitará la humedad del cuerpo y del alma, ojala en septiembre se recupere la senda del acuerdo y la sensatez más allá de nuestras aulas, ojala que recuperemos un poco de equilibrio, de paz que nos permita volver a concentrarnos en enseñar mejor para que nuestros niños y niñas aprendan más, ojala el color verde vuelva a ser el que se asocia con la esperanza y no con la reivindicación del terreno conquistado con tanta ilusión y esfuerzo.

Ojala el nuevo curso nos traiga otros vientos, nuevos rumbos, nuevos paraisos por alcanzar ... como cada año desde este humilde rincón, besos, abrazos y achuchones a todos ellos, a todas ellas, la única verdad de todo esto, volveremos a intentarlo,  comenzamos a imaginar para vosotros y vosotras, feliz verano.

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