El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo “amar”…, el verbo “soñar”… Claro que siempre se puede intentar. Adelante: “¡Ámame!” “¡Sueña!” “¡Lee!” “¡Lee! ¡Pero lee de una vez, te ordeno que leas, caramba!"
—¡Sube a tu cuarto y lee!
¿Resultado? Ninguno. Se ha dormido sobre el libro.
Daniel Pennac, Como una novela
Citado en "Leer, lector, lectura" por Helena Muglieris
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